lunes, 25 de enero de 2016

¿Se puede hablar de pintura? La temperatura del color

La temperatura del color

La relación de contraste de temperatura es la relación entre la cualidad de calidez y frialdad de los colores.
También como sucede con el valor, la temperatura es un término relativo. Es fácil percibir la calidez de un naranja al lado de la frialdad de un azul, pero no siempre las relaciones son tan extremas; un azul puede ser cálido al lado de otro azul más frío, como sucede con un turquesa al lado de un azul ultramar. Un verde, a pesar de estar ubicado en la mitad fría del círculo cromático, puede ser el más cálido de la composición, y así, ser el cálido.
La temperatura de un color se define en relación a los otros colores de la composición.
En el círculo cromático, el color más cálido es el naranja; le siguen el rojo y el amarillo. El más frío el azul; le siguen el verde y el violeta, aunque por supuesto todo depende de cuál verde o violeta estemos considerando.
Lo cálido se relaciona con los colores que percibimos en el fuego, y lo frío, con lo que percibimos ante el hielo.

Como el contraste de temperatura es más débil que el de valor y además no es tan útil en la vida cotidiana, ya que no determina la percepción de las formas de la naturaleza de manera rotunda, nuestro ojo inicialmente no está muy entrenado para reconocerlo. Podemos tomar el ejemplo del semáforo: si comparamos las luces rojas o verdes de distintos semáforos, vemos que no son iguales en temperatura, a pesar de que son todas rojas, o verdes según el caso. Pero no reparamos en la relativa calidez o frialdad de los verdes, así como tampoco en sus matices. A veces el verde es más cálido, otras veces se acerca al turquesa, más frío. Lo importante para nosotros es que la luz verde nos indica prioridad de paso, y no importa de qué tipo de verde se trate. Es decir, usamos mucho el contraste de identidad de tono en la vida cotidiana, a diferencia del contraste de temperatura.
Sin embargo, vemos el contraste de temperatura permanentemente, ya que la luz del sol, como reconocieron los impresionistas, es cálida, y por lo tanto encalidece al tiempo que aclara todo lo que ilumina, y hace que las sombras sean percibidas como frías, en relación a la zona que ha encalidecido. Es necesario aclarar que este fenómeno sucede básicamente en el paisaje y que también en ocasiones se produce el fenómeno inverso: la luz del sol enfría los colores, sobre todo si son muy cálidos, y por lo tanto percibimos las sombras relativamente más cálidas.
Bajo la luz eléctrica se subrayan los contrastes de valor y, por lo tanto, es más difícil reconocer a los de temperatura.
Tanto los pintores de la paleta claroscura como de la cromática usaron el contraste de temperatura; en el primer caso en un lugar secundario, y en el segundo  como protagonista del cuadro.
Cuando nos aproximamos a un cuadro de Rembrandt, o a cualquier buena pintura claroscuro, vemos que dentro de un valor hay sutiles diferencias de grises, ocres, naranjas, azules y muchos tonos más, que constituyen contrastes de temperatura y que no son percibidos como tales desde más lejos, lo que tiene como efecto un enriquecimiento de los niveles de lectura del cuadro.

El Impresionismo en cambio, coloca en el lugar principal al contraste de temperatura y deja al de valor en un lugar secundario, como vimos antes al hablar de la estructura de valor asordinada.


la misma pintura en grises

En la paleta impresionista los contrastes más importantes son contrastes de temperatura, y, para que esto suceda, se reduce o se elimina parcialmente el contraste de valor; pensemos en la Catedral de Rouen pintada al amanecer por Monet; una cascada de amarillo y celeste, casi siempre en el mismo valor, disuelve las formas, aunque nunca por completo.
De todas maneras, el contraste de valor no puede eliminarse totalmente; sólo se aparta, cede su lugar de protagonista al contraste de temperatura.
El Impresionismo puso por primera vez al contraste de temperatura como protagonista de la pintura. Antes que él, sólo hubo paleta cromática basada en la relación de tono, como en la Edad Media o el Renacimiento primitivo.
Ejemplos de paleta cromática en temperatura:

Claude Monet (1840-1926)
Claude Monet

Claude Monet

Pierre Bonnard


Paul Cézanne (1839-1906)
Edgar Degas (1834-1917)
Auguste Renoir (1841-1919)

Alfred Sisley (1839-1899)

Camille Pissarro (1830-1903)

En nuestro país la paleta cromática por temperatura fue ejecutada por Martín Malharro, Ramón Silva, Fernando Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Alfredo Lázzari, Miguel Diomede Raúl Soldi.

Martín Malharro (1865-1911)

Ramón Silva (1890-1919)

Cesário Bernaldo de Quirós (1878-1968)
Fernando Fader (1882-1935)
Alfredo Lazzari (1871-1949)
Miguel Diomede (1902-1974)
Raúl Soldi (1905-1994)

La temperatura se comporta de manera equivalente a como lo hace el valor. También se organiza en zonas, que en lugar de ser alta, intermedia y baja,  son cálida, intermedia y fría. En las pinturas impresionistas, generalmente la zona intermedia en temperatura es la más extensa.


En el planteo impresionista, al reemplazar parcialmente el contraste de valor por el de temperatura, el pintor representa la zona de oscuridad o el pasaje hacia ella con un color más frío pero del mismo valor o de un valor cercano al del cálido. Coloca por ejemplo, en una zona más oscura del rostro, como puede ser una ojera en relación a la mejilla, un color más frío, un celeste, un verde, un violeta, en relación al naranja, rosa o amarillo de la mejilla. Es decir, que se hace el pasaje con un color frío del mismo valor que la zona cálida, en lugar de usar un valor más oscuro. Los contrastes de temperatura necesariamente deben ser más fuertes que los de valor, los cuales deben atenuarse o desaparecer. A este procedimiento se lo llama color modulado, en contraposición al color modelado claroscuro.

Rembrandt (color modelado)

Cézanne (color modulado)

Las paletas de pares de colores complementarios –naranja/azul, amarillo/violeta y rojo/verde– son ideales para estudiar temperatura porque al ser paletas limitadas a un tono y su complementario, nos quitan el problema del tono del color, y nos obligan a traducir los tonos que no tenemos en la paleta por sus equivalentes en valor y en temperatura.
Todos los grandes pintores coloristas comenzaron a estudiar el color a través de la paleta reducida de par de complementarios, ya que es la paleta que, al no comprender la variedad de tonos, obliga a traducir las relaciones de tono, así también como las de saturación y matiz, únicamente en relaciones de temperatura.
Algunos ejemplos de pinturas hechas en base a pares de complementarios:



Claude Monet (naranja y azul)


Claude Monet (naranja y azul)
Edouard Vuillard (amarillo y violeta)

Edouard Vuillard (rojo y verde)


Y en nuestro país:
Miguel Diomede (naranja y azul)
Raúl Russo (1912-1984) (naranja y azul)


La temperatura es la cualidad del color que modifica al color local de tal manera que un blanco, si está en la sombra puede verse celeste; un rojo, violeta y un amarillo, verde.
Estamos habituados a una cierta mecanización en la lectura del color; los libros sobre el Impresionismo nos dicen que la luz es siempre cálida, y las sombras frías. Ahora bien, no siempre la sombra es fría, aún en términos relativos. La sombra puede ser cálida, dependiendo de la fuente de luz y de los tonos de las formas, y los grandes pintores impresionistas lo sabían; Monet pinta frecuentemente sombras cálidas, como lo hace en las “Parvas”, en las puertas de la catedral de Rouen y en muchas obras más.








Lo importante es aprender a ver las relaciones de temperatura y a traducirlas en nuestro trabajo.

[parte 9/?]

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