martes, 12 de enero de 2016

¿Se puede hablar de pintura? El milagro del arte


El milagro del arte

Una de las huellas más antiguas que nos dejaron los primeros hombres, muy anterior a la escritura, es la pintura. Se trata de pinturas hechas sobre las paredes de las cavernas.
Hasta hoy, y a pesar de la existencia de medios tan complejos como la fotografía, el cine, la televisión o la computadora, el hombre sigue pintando, sigue creando formas y colores en una imagen plana y quieta, lo cual nos indica que la pintura responde a una necesidad humana, necesidad de expresión, de representación, de comunicación que no es cubierta por los otros medios. No obstante haberse alejado del lugar protagónico en la cultura que ocupaba en siglos pasados, y tras los recurrentes pronósticos de su muerte, la pintura sigue viva.

Antes del saber, antes del pensar, antes del lenguaje, tal vez la conciencia primera de uno mismo sea la conciencia de ver, de oír, de tocar o ser tocados, de gustar, de oler. Y de entre todos nuestros sentidos, el de la vista es uno de los más importantes. Yo soy lo que veo, soy yo viendo. Cuando pensamos en nosotros mismos, inmediatamente se nos aparece nuestra mirada por sobre lo que nos rodea, sobre lo que pasa a nuestro alrededor, sobre el mundo, aún antes de comprenderlo. Y el mundo se nos presenta como un interminable suceder de colores y formas, como una película sin fin, que nos rodea y de la que formamos parte. Estamos inmersos  en un chorro de luz, que a medida que fluye nos devela colores y formas sin cesar.
Desde siempre, el hombre intentó, trabajando con formas y colores,  recrear, reproducir partes de ese mundo, de lo que veía, sentía y pensaba con respecto a él y a sí mismo, como una forma de conocerlo, de comprenderlo, de tratar de manejarlo, de trascenderlo, de mostrarlo, de criticarlo. Algunas de esas recreaciones perduran a través del tiempo, nos siguen causando asombro, emoción, reflexión. Las percibimos como algo vivo, que nos sigue hablando al oído o al corazón en el momento en que las contemplamos y cuyo mensaje permanece vigente a través de los tiempos, y es por eso que las llamamos obras de arte.

Ahora bien, la pintura se va construyendo sobre la pintura ya hecha, es decir, la pintura es el resultado del diálogo que el pintor establece con el mundo que lo rodea, por un lado, y la historia de la pintura, por el otro.
Para esto es necesario saber leer la pintura, es decir, saber ver; el legado de la pintura no está en los libros, sino en los cuadros.
Los cuadros nos siguen susurrando sus verdades, sus múltiples verdades, que nos llegan a través de colores y formas, que dan cuenta de ideas, emociones, en fin, contenidos indisociables de dichos colores y formas. Tan íntimamente imbricados que si modificáramos un solo elemento, el cuadro sería otro.

[parte 2/?]


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